jueves, 16 de febrero de 2012

ZAPATOS Y COMPLEMENTOS

Comienzo este artículo después de un largo silencio, impuesto por la desaparición de la Milá entre la ultima edición de Gran Hermano y la actual. Y comienzo reconociendo abiertamente que la periodista parece haber cambiado su actitud soberbia respecto a los concursantes y a su manera de vivir el reality.

Es cierto que la entrevista a Arístides Alonso (el ultimo expulsado) fue muy dura, pero también lo es que en este caso concreto, yo personalmente me alegré de esa dureza porque pienso que el concursante se ha merecido todos y cada uno de los reproches de Mercedes y además, porque estos ataques le fueron dirigidos cuando ya había dejado de ser concursante activo y no existía el riesgo de que resultara afectado en sus posibilidades de ganar el premio, aunque en mi opinión jamás las tuvo por lo rematadamente mal que lo hizo todo.


Si confío en que el cambio de Mercedes sea sincero y perdurable es porque gracias a esa pecera dentro del estudio que nos han presentado este año como novedad, donde reciben a los nominados más votados de la semana, he podido comprobar cómo la periodista se muestra fría y poco comunicativa (aséptica si utilizamos un termino sanitario) con los dos concursantes que se exponen a la expulsión y cómo, una vez decidido el expulsado, se transforma de nuevo en la presentadora que acostumbra a ser y entonces sí, entonces se vuelca a favor o en contra o se muestra neutra, según la personalidad y el devenir en el concurso del entrevistado de turno.

No me gusta la asistencia de posibles expulsados a esa pecera porque una vez más se hacen distinciones entre unos concursantes y otros, ofreciendo información de primera mano a los que a ella concurren, aunque presiento que la gran mayoría no será capaz de aprovecharla en lo que vale.

No fue ese el caso de Pepe Flores que salió fortalecido de allí, ganándose en esos pocos minutos y a pesar de sus tartamudeos (o tal vez precisamente por ellos) a gran parte de la audiencia, mostrándose humilde, nervioso y afectado, donde su rival se exhibía cada vez más prepotente, demagogo y ofensivo. La imagen ofrecida por ambos fue inversamente proporcional a su apariencia física, puesto que a medida que avanzaba el breve coloquio con Mercedes, Pepe iba creciendo, brillando y afirmándose, en la misma medida en que Aris se volvía pequeñito, gris y cansino. Pero el partido que sacó Pepe a su viaje no quedo ahí, puesto que en los días que han seguido ha demostrado que tomó buena nota de las implicaciones de su nominación y ha rectificado drásticamente su proceder, volviendo a relacionarse con todos sus compañeros, participando nuevamente en las tareas de la casa y hasta alterando sus hábitos de sueño (que tanto le han reprochado) integrándose en el turno matinal de la prueba.


No me gusta tampoco que la organización del reality insista en meter concursantes nuevos cada semana, alterando así el devenir de las alianzas y afinidades que tendrían lugar de manera espontánea si hubieran entrado todos al principio y evitando también que algunos de estos concursantes lleguen siquiera a coincidir dentro de la casa; Marta por ejemplo no ha podido tratar ni a Zulema, ni a Azucena, ni a Aris, ni apenas a David, de igual manera que los próximos reservas que sean elegidos no tendrán la oportunidad de conocer a los ya mencionados, ni a algunos más que iran engrosando la lista de expulsados. ¡Quién puede saber qué historias hubieran tenido lugar entre ellos, en caso de haber compartido una convivencia!

Por el contrario, aplaudo la decisión de los estilistas de dejar de disfrazar a Mercedes y vestirla con atuendos menos impactantes, pero que evitan que parezca ridícula y grotesca en pantalla. Sólo un “pero” tengo que objetar, que la calcen con esos zapatones que ignoro si estarán de moda, pero que hacen desear que el cámara no la enfoque mas allá de los tobillos. Si la idea es que estuviera cómoda sin los taconazos que solían endosarle, creo que hay zapatos bajos o con poco tacón que pueden resultar igualmente elegantes. Con los que utilizan en esta edición, la hacen parecer un gángster, un cantante de rock o cualquier otro personaje totalmente alejado de lo habitual. Tal vez sea esa la meta que persigue la estilista.


No obstante y considerándola globalmente, en el vestuario de esta edición encuentro a Mercedes muy favorecida, con un peinado que le sienta bien y bastante elegante (zapatos aparte), todo lo cual unido a su comportamiento mesurado y ajustado a las circunstancias me hacen esperar que finalmente esta mujer se centre y se dedique a ejercer su trabajo, que desempeña muy bien cuando se deja de favoritismos y obsesiones personales. Me pareció francamente divertida cuando en una de las galas se tiró al suelo desesperada ante la verborrea de Pepe Herrero o cuando hace autocrítica preguntándose por qué la siguen contratando, justo después de armarse un lío con el tan mencionado “cue”. Esa es la Mercedes que me gustaba en el pasado y a la que estoy dispuesta a seguir poniendo por las nubes si no se va calentando con el discurrir del concurso y lo estropea todo volviendo a invadir terrenos que no le corresponden o a emitir juicios personales que no tienen disculpa porque pueden influir en la opinión y en los votos de la audiencia y eso choca frontalmente, en mi opinión, contra el espíritu de lo que debe ser la labor de la presentadora y moderadora de un concurso.

El lado malo es que si este cambio se produce y continúa, afectaría directamente a los contenidos y la finalidad de este blog, pero teniendo en cuenta la implicación de Mercedes en un programa con tantos matices como Gran Hermano, no dudo que podremos encontrar tanto en el presente como en el pasado, temas dignos de analizar o cuestionar. Y quién sabe si estas criticas puedan contribuir en menor o mayor medida a mejorar el reality que tanto nos ha entusiasmado a muchos seguidores, que a pesar de las tropelías que han cometido contra su esencia los responsables del programa, nos resistimos a renunciar a él, confiando siempre en que escuchen nuestras reivindicaciones dentro de lo posible y respeten la opinión de aquellos que hemos contribuido a mantener Gran Hermano en pie durante 13 ediciones.

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